Bricolaje:

un original hecho de retazos

Por Dante Espíndola,  Cecilia Godoy, Karina Moroni

La pandemia. Marzo 21 del 2020

Iniciamos este nuevo ciclo de encuentros y lecturas, luego de una pausa prolongada en la lectura del libro La Hermenéutica del sujeto de Michel Foucault comenzada en el año 2015, debido a razones de mudanzas, traslados y otras cuestiones coyunturales a cierto clima sociopolítico que impidió continuar los encuentros.
Compartimos un grupo de whatsapp por medio del cual intercambiamos inquietudes, ocurrencias, películas y lecturas diversas con las que nos vamos encontrando a diario. Entre ellas fue la presentación de un libro lo que nos convocó. Meses más tarde y luego de trazar varias coordenadas que nos llevaron a obtener un ejemplar de dicho libro, decidimos interrumpir la pausa y comenzar con la lectura y discusión de “cartas de navegación escrituras clínicas”.
El reencuentro ocurrió mediante una comunicación virtual por videollamada en momentos donde estamos confinados en nuestros hogares ante una pandemia por covid19 y en situación de aislamiento social preventivo y obligatorio, decreto de necesidad y urgencia propuesto por el actual presidente, Alberto Fernández, dato no menor, dado que la primera lectura que nos convocó fue inspirada en tiempos de gobierno macrista donde se nos presentaba otro decreto de necesidad y urgencia más particular y compartido entre varios, entre nosotros, el de intentar acceder a ciertos cuidados de sí debido al retiro del estado y los estragos de políticas llevadas a cabo por un gobierno de corporaciones, antipopular y antiperonista.
“El inconsciente es la política”
así es como lo político se mete aunque no quisiéramos
meternos en ello, lo privado es político.
Así comenzamos la conversación tomando el mencionado libro, dando lugar a las ocurrencias y asociaciones que dichas escrituras clínicas nos suscitaron. A continuación compartimos algunos retazos de nuestra experiencia de lectura.

efecto espora

escrito con caracteres en minúscula (al igual que el título del libro) así se presenta el primer capítulo.
Lo intruso es el quién de las escrituras clínicas….un efecto espora, ráfaga inseminante y diseminante de vida con o sin reproducción…la espora es semilla y movimiento de proliferación. Contagiar es transmitir sin conquistar y desentender la escucha de un quién personal. Contagiar la alegría spinoziana de la expansión es trabajo de cuerpos siempre intervenidos afectiva, estética, políticamente.”
Lo intruso  eso que se mete sin aviso, sin autorización: lo ajeno, lo otro, lo extraño que se presenta y que el sujeto intenta asimilar como propio en un ejercicio imposible que no quita la posibilidad de la “convivencia”.
Se nos ocurren ejemplos tales como el acontecimiento de un embarazo. Hay dos allí en un mismo cuerpo: feto y matriz, de hecho el fuerte trabajo que el cuerpo de la “madre” lleva a desembarazarse de su “hijo” es el acto de expulsarlo, sacar de sí lo extraño de ese ser. Se llama embarazo por un lado (trabajo del cuerpo de la gestante que en su intento de defenderse de lo extraño lo nutre) y parto, por el otro, dando lugar a la separación de – con ese otro, el recién nacido. O lo extrañísimo del trasplante de órganos ¿cómo entender que el órgano de otro (en el caso de Nancy el corazón de una mujer) le permitan precisamente sostener su vida?
En estos tiempos de pandemia, el covid19 se presenta como un intruso, efecto espora (espora en su etimología significa semilla) que disemina el virus a la vez que es vida en sí misma, inseminando y proliferándose. El contagio es hoy inminente y sin conquista, para ello, desentendemos la escucha de un quién personal y pasamos a atender a la comunidad, a un todo.
Sin embargo en las escrituras clínicas ¿será posible desentender la escucha de un quién personal sin conquistar?. Una escucha que a modo de un diente de león (panadero) se   suelta de los andamiajes teóricos normativos y se suspende en el aire con cierta fragilidad y ligereza, andando.

metáforas blancas

Tartamudeo inicial desde donde se producen las marcas en cartas de navegación que anuncian cierta vacilación al abordar un colonialismo del pensamiento imperante y discursos hegemónicos del ser. Desde nuestra perspectiva latinoamericana, es a partir de Kush que podemos interpelar las categorías del ser occidental quien sitúa la diferencia ontológica entre el “ser” occidental y el “estar” o “mero estar” americano, diferencia que pone de manifiesto el encandilamiento occidental por los objetos. Se trata de avanzar desde el afán de ser alguien hacia el mero estar. Afirmar el existir es el comienzo de una filosofía ética que se establece con el presupuesto de “los otros” por delante. Es el pensar desde el estar en el aquí y ahora propio de nuestra realidad. Una perspectiva que no quede determinada por el horizonte ontológico cosificante sino por el mero estar, donde no se busca ni que desaparezca el caos, instaurando un falso orden, ni se teme que el no-ser implique aniquilación, simplemente porque se está, se existe.
Entonces ¿sería posible alojar una escritura clínica en la orilla de lo no demasiado humano, en el tejido de los márgenes?

desinstalar aplicaciones

La escritura clínica no representa ni describe, no se sostiene en un antes ni en ninguna esperanza. Traza el plano en las esquirlas de las esquirlas de las esquirlas.
La escritura clínica… en atención flotante… en tensión, así escribe.
A modo de equívoco surgen “astillas” por esquirlas, resulta que éstas se definen como “Astilla o fragmento alargado y puntiagudo desprendido de un hueso fracturado, un vidrio, una piedra u otro material duro”.
En balística las esquirlas son los fenómenos que se producen en el arma a partir del momento que el percutor golpea el fulminante del cartucho y alcanza hasta el momento mismo en que el proyectil abandona la boca de fuego del cañón.
Esquirla o astilla constituyen un resto que se desprende de algo, de una superficie lisa que se transforma a partir de ello.

clínica al modo del mar no arable

Superficie sin surco, toque a tientas que marcan otras hendiduras sin dejar huellas ni trazos permanentes. El agua no escribe.
La clínica no es lo profundo, sino siempre en las superficies, porque lo inconsciente no se añeja en las profundidades. Máquina en los pliegues, pieles
Un pensar que ocupa lugar, un maldito pesa nervios (Artaud) La clínica como extensión:
-ocupa espacio
-matriz (aquella que se abre en sus bordes y da a nacer) que abre espacio y tiempo donde ocurren los cuerpos y sus encuentros
-nave y barca entre dos orillas
-haciendo temblar lo sensible y a la espera de una pregunta
-haciendo temblar esa excripción (como opuesto de inscripción)
-resiste la traducción en tanto hay algo que deja pasar…pensamos en «Paterson» de Jim Jarmusch: «…traducir una poesía es como bañarse con impermeable.»

subjetividad colonialista

Terapéutica de la esclavitud. Proceso de zombización. No dejar morir, no dejar vivir.
El trauma como herida del mundo.
Quiénes de la escritura clínica: lo traumático, lo roto, lo desanudado, la esquirla, el  abismo.
Lo que cojea.
Perturbaciones en la superficie.
Una amplitud para pensar las variaciones clínicas: variar lo que el sentido común de la clínica ofrece.
Tripa para una clínica, apelación a una escucha que se articula en una lengua balbuceante o una lengua opresiva. Quien llega en una lengua balbuceante para ser escuchado, coloca a su interlocutor en el lugar de la lengua opresiva. Pero también ocurre que se escucha desde una lengua propia y no se escucha a quien habla: Interferencias transferenciales. Abismo: si me da miedo asomarme, me asomo más todavía.

mal hecho

Se posterga el siguiente de nuestros encuentros virtuales, la dinámica que impone el virus no deja de trastocar las cosas.
En «malfatti» se puntualiza que Nancy sostiene que el psicoanálisis, aunque a veces lo crea, no está hablando del mismo sujeto que la filosofía, éste es el supuesto del supuesto.
Y es algo alrededor de eso que quien considera cartesianamente al sujeto parece no tolerar, otra dinámica que se trastoca y el «sufrimiento subjetivo» sigue allí.
¡Qué alguien alivie a ese sujeto!…¡cómo una noción tan cara va a estar sostenida por un supuesto!
Herejía en el establishment psicoanalítico.
En tiempos de pandemia, de virus coronado, de cuarentena, de aislamiento, algo se abre en abanico y despliega a Kant, a Heidegger, a Derrida proponiendo respuestas a la pregunta:
¿Qué es tener para sí? Y Derrida propone algo acerca de la distancia ¿Cuál es la distancia del a sí hacia el a sí mismo?
El recuerdo de Alejandra Pizarnik: «Explicar con palabras de este mundo que partió de mí un barco llevándome» .

es la suposición la que hace soporte

En latín Sujeto quiere decir que está puesto por debajo, el ser humano se volvió subjectum: lo que está por debajo de lo eyectado o sea el fundamento.
¿Cómo se volvió sujeto, si es un ente más, frágil a la deriva?.
Lacan habló de sujeto supuesto: el sujeto soporte de esa suposición.
Para  Nancy  la  suposición  hace  de  soporte  ¿Que  sería  un  supuesto  sujeto?  algo, suposición
como soporte de un gesto de apropiación, de un para sí.
El sujeto es aparición por eso hablamos de clínica de las superficies y no de categorías. Un sujeto no sería aquel que habla en nombre de un inconsciente que “se tiene”.
El sujeto está expuesto a que le suceda algo y es esa exposición lo que lo constituye como tal.
La incertidumbre…maldito acontecer que nos acecha y sin embargo…“el futuro llegó hace rato” (Redonditos de ricota).

el presente cambia el pasado

El lenguaje parasita al sujeto.
El lenguaje es un virus (Burroughs) que viene y utiliza nuestros cuerpos para reproducirse. Porosidad, pasaje que permite que algo penetre y fluya.
Eros, la penuria, la pobreza.

¿qué escucha entonces?

Una escucha se dirige a sembrar interrogación…sospecha de las invariantes que oye, a las que entiende como ficciones…toma aquello cesible de un circuito, en tanto su retorno revela la falta de saciedad significativa ante lo que se pretende calmar.
Suposición de tener que calmar a alguien o algo, demanda de una supuesta salud mental orientada a las contingencias yoicas.
Acaso  ¿no  se  trataría más bien de inquietarse ante algo, permitiendo, habilitando el hablar?
La escucha de las resonancias caleidoscópicas, ecográficas, entre potencia, virtualidad, acto clínico.
Nos sorprenden los relatos que se van haciendo, deshaciendo.
Escuchar las potencias de las vulnerabilidades, las sensibilidades, las resistencias que insisten.
Virtualidad de la voz, de la imagen, que se deslizan por las superficies moébicas de un supuesto sujeto.
Inventar una, otra escucha.
Una escucha indisciplinada, atención indisciplinada flotante una posición no regulada.

estado de quietud

Todo lo que supone movimiento implica un estado de quietud…una quietud que es unidad… En el movimiento de lo pensante está la división… El soporte es un estado de quietud.
Silenciosas transformaciones como lo que va aconteciendo en un análisis. Situación silenciosa y meditativa como es la escritura.

alguien y algo

Algo es la antítesis de la totalidad y alguien lo es respecto al todo, denota el sentido del corte, la escansión.
Sueño húmedo del neurótico, que tiene un correlato topológico, una especie de cross-cap o su inversa, cuando tiene una correspondencia clínica si se señala en esa dirección.
N está sola. Desde que él no ha vuelto, ella se siente a gusto: se ocupa del jardín, le gusta tomar mate en la galería, hace las compras, visita a sus amigas. Esas escansiones son esos pequeños algo para alguien en éste caso para N.
Algo que se lee por allí: Ser algo para alguien.

uno cualquiera : algo para alguien

Dos no es el doble sino el contrario de uno, de su soledad. Dos es alianza, doble hilo que no se puede romper.
Superponerse es la ilusión de hacer unidad con otro.
Así  decimos  que  el  analista  es  un  cualquiera  acercándose  a  la  escucha  desde la diferencia sin fagocitar al otro.
¿Ser sin orillas, ser si orillas? un sustantivo hecho verbo… como quien dice «orillar»

desinstalar la garantía

La confianza como una experiencia del riesgo que se toma, es decir,  una experiencia del no saber en tanto no hay garantías.
No se trata de saber sino de desinstalar la garantía.
Querríamos  acampar  en   una   clínica   laica  a  favor  de  un  encantamiento  excedente  y riesgoso, escrituras que profanen lo desencantante y el éxito garantista.
¿Acaso  no  es  esta  la  impresión  del  comienzo  desconcertante  de  un tratamiento, animarse a la primera sesión?

deseo

¿Tendríamos derecho a decir alguien tiene un deseo?…no…
El deseo supuesto. Desterritorializar el deseo.
¿De qué deseo se trata en la clínica? ¿en singular o en plural?

a toque a tientas en un fluido a-venir

Una clínica de lo táctil y lo fluido. Roce, caricia sensible y movimiento.
Una clínica del tacto y la caricia se hace evidente ahora, en tiempos de covid-19 en una imposibilidad de la presencia de los cuerpos. Las videollamadas y las llamadas telefónicas alojan pero no sustituyen ese estar ahí in situ.
Cuando el sentido deja de hacer mundo, escribir el cuerpo indica la posibilidad de tocarlo donde no se toca.
«escribir toca el cuerpo…escribirse al cuerpo es tocarlo, sentirlo, hacerlo presente no hacerlo significado «
Los cuerpos se ex-criben en ese afuera de las arquitecturas conceptuales preconcebidas.
Lo otro no arriba, entra en estado de despojo…exterminio de lo otro de sí.
Soñar que no es despojo sostener la espera como esperanza y la escucha, si es clínica, recoge ese tiempo para esparcirlo y entonces desplazado, poder nombrar algo alguien entre.
Correr el riesgo es estar en suspenso.
Un equilibrio inestable sin supuestos que haga de sostén, de contención. Contener no es alojar. Clínica del alojar como la vibración de una cuerda floja que permita hacer caer algo, acompañar, hacer cuerpo.
Estar en suspenso, a la espera y sin garantías para alojar algo que permanentemente está a-viniendo.

arribancia de lo que a-vendrá

Que algo caiga, acompañar eso, hacer cuerpo (más que poner el cuerpo).
Nada permite un retorno sobre sí mismo. Esto constituye la gran ficción del sujeto como supuesto. No hay unidad del sujeto después del precipicio, del temblor o la caída.
“Yo estaba en un lugar a punto de caer” (Charly García)
Lo que inquieta no es lo que vuelve sino el regreso mismo…que produce este efecto de extrañeza en lo cotidiano: el retorno de lo mismo como diferente.
Inquietante extrañeza de lo familiar que retorna, insiste, se repite pero que por el mismo hecho de regresar instaura una diferencia.
El intruso viene sin que uno lo invite, porque si uno lo invita es otra la situación, uno le habilita la entrada, introduce la paradoja de alojar bajo un régimen de condicionamientos legales. ¿Y si uno fuera el intruso? ¿Si solamente se puede ser bajo el modo del intruso?…una clínica que se deja afectar por la hospitalidad…
Para Nancy el intruso es un arribante. Viene…Hay solamente un estar juntos ahí… estar uno expuesto al otro.
Cuando recibimos a alguien que llega es un intruso que se presenta y nos disponemos a escucharlo sin saber nada, a veces, ni siquiera como llegaron hasta nuestras coordenadas. Estamos expuestos a lo que arriba.
En la película Teorema el visitante llega a la casa de una familia que recibe un telegrama que incluye sólo dos palabras: “Arrivo domani” (Llego mañana). Al día siguiente, reciben la visita de un muchacho que sin más explicación se instala en la casa como un integrante más de la familia. El extranjero no es cuestionado, al contrario, es disputado: todos quieren brindarle a él algo. Se desesperan por estar con él. Estar, sólo estar. Darse y recibir. Éste huésped, este extranjero, posee matices intrusivos: todo lo que toca, todo aquel que lo mira, todo lugar por el que camina, se transforma. Arribante que pasa por allí y luego se va.
Estar, sólo estar y que eso no dependa de un ser ni de un acto sino de un entre-momentos, entre-tiempos.

las singularidades: meras exposiciones de los cuerpos por su proximidad

Entonces, las singularidades son meras exposiciones…es un expuesto bajo la forma de un cuerpo.
Un cuerpo (no un sujeto) eso es lo singular: acto de exposición de un cuerpo que aparece y eso adviene cada vez, no llega para quedarse.
¿La singularidad tiene que ver con lo ajeno? En vez de ser una molestia es una perturbación en la intimidad.
Esas exposiciones ocurren por la proximidad.
En la geometría euclidiana se dice que dos líneas paralelas no se tocan pero sí se aproximan. Se juega una distancia tal que hace posible o no cierto acercamiento dependiendo de su recorrido.
La proximidad es un acompañar, piel, tacto, que permiten el roce y el contacto con los cuerpos (Nancy) como posibles intervenciones sinsentido. El cuerpo rozado por un sentido incorporal.
El cuerpo tendrá entonces que ver con el sinsentido, mientras que el sentido es para Nancy ese incorporal que roza el cuerpo.
¿Es ese incorporal lo que lleva a un acto? en esa modalidad de un acto sin un relato, sin historia.

¿pasajes de/a otra clínica?

“Si el cuerpo del otro no me perturba o si jamás puedo tocar al otro, ¿para qué vivir?” se pregunta Barthes.
Lectura de cierto pasaje, otra ruta de navegación:

  • De alojar, a una clínica del intruso y de la hospitalidad.
  • Del lazo y el vínculo a la proximidad dada por la piel (tacto y roce)
  • De un sujeto soporte de su-posición a:  el sujeto como aparición, un sujeto sostenido por un supuesto.
  • De la singularidad a la exposición.
  • Del síntoma a la clínica de la invención (dejarse asombrar por lo que llega) y de la inadecuación.

Si un sujeto se erige en tanto un resto, ya no se trata de individualidad…sino de singularidad. Una singularidad que se inscribe en lo común donde es posible desalojar al sujeto.
La exposición de los cuerpos, es aquello que Nancy piensa como comunidad abierta, que reparte los límites entre ellos y hace que esos cuerpos sean vividos como otros…La clínica acontece en relación a estos territorios.
Las singularidades son meras exposiciones de lo singular como acto del cuerpo expuesto, carnación, como el latido, el color, la frecuencia y el matiz, de un lugar, de un acontecimiento de existencia. Vibración, intensidad, resonancia.

escribir la clínica

La clínica es invención y lo que escribe es ficción de singularidades. Nancy apuesta a que se inscriba un cuerpo.
El ser con otros es un clinamen, un diferencial del uno respecto al otro. Ser con implica la inscripción del cuerpo.
Con lo que se impregna la clínica es con lo social que siempre está primero, siempre antecede cualquier subjetivación. Los íntimos de los que habla un sujeto.
A algo íntimo no se llega solo, la clínica implica tomar posición, hacer acto, intervenir, estar fuera de sí mismo, entre y con el otro en algo común.

la transitoriedad

La piel, el roce, la exposición en estos momentos de covid-19 puede propagar el contagio, por eso es conveniente aislarse. ¿Qué será de nuestras pieles? que se presentan como órganos extensos de una imagen que incluye el barbijo y el distanciamiento de los cuerpos. El marco actual es el de la imposibilidad de los actos cotidianos. Cambios de relación entre la realidad y lo virtual.
Proponemos un contagio transferencial de las singularidades expuestas de un analista y un analizante, en diversos territorios (presencial, virtual) en una dimensión del encuentro en acto que permita que algo pase.
Contagiar es transmitir sin conquistar y desentender la escucha de un quién personal.

el centro no se sostiene

Mientras escribimos estos retazos, escuchamos que una escritora cordobesa recomienda un documental sobre, hasta ese momento para nosotros, una desconocida periodista estadounidense: Joan Didion. En plena lectura colectiva de «cartas de navegación» el título en castellano nos llama fuertemente la atención: «El centro no cede» pero más aún, cuando Eugenia Almeida, la escritora en cuestión, señala que en el pasaje del título del inglés al castellano el nombre no sería exactamente ese sino «El centro no se sostiene».
La lectura de «Cartas de navegación» nos hizo señalar un matiz fértil desde el punto de vista clínico: un sujeto sostenido por un supuesto y un centro que no se sostiene.
Hay una distinción entre algo que no cede y algo que no se sostiene: en la primera expresión hay una fuerza original que impide ceder, que hace imposible la caída. Algo que no se sostiene da cuenta con más intensidad de aquello frágil a punto de caer…la figura de lo que no se sostiene evoca el supuesto.
En este documental y en “El año del pensamiento mágico”, libros que la autora escribe luego de transitar por la inesperada muerte de su marido y la enfermedad de su hija, encontramos algunas palabras que nos resonaron porque van de la mano con lo que venimos planteando en estos retazos de escrituras clínicas:
Hay en el origen una cartografía, dice: «Tal como era en el principio, así es y será siempre, mundo sin fin».
«Escribir es un acto irrelevante…el mundo como yo lo entendía no existía más…la aceptación del sinsentido de la experiencia……el vacío, que es justamente lo contrario del sentido, la sucesión de momentos durante los cuales afrontaremos la experiencia del sinsentido mismo”.
“Había una cueva y nadábamos, había que entrar al agua en cierto momento y pasar el oleaje, la marea tenía que ser la correcta. Y había que estar en el agua en el momento justo en que cambiaba. Había que estar en el agua cuando la marea era la correcta. Cada vez que lo hacíamos temía perder la oleada, quedarme atrás, no sincronizarlo bien…Tenías que ver cambiar el oleaje, había que ir con el cambio, él me dijo eso.»
La predilección por lo extremo es salirse del centro. En una escena del documental Joan Didión hace referencia a un primer apunte que escribe de niña donde los contrarios tomaban una fuerza inusitada: “una mujer cree que se está congelando en una noche ártica sólo para descubrir que está en el desierto del Sahara donde morirá de calor antes del mediodía…” Predilección por lo extremo que la acompañaría hasta su vida adulta.
“¿No cree que la gente se forma según el paisaje en el que crece?”. Atisbos, marcas de carnación allí en un cuerpo que se deja penetrar por el paisaje, con los sentidos abiertos, porosidad manifiesta.
“California ha sido para mí un enigma agotador” dice, en sus libros contrastan el estilo de los asuntos que escribe, asuntos oscuros (propios de su época: mediados de la década del ‘60, principios de los ‘70) en forma refinada, casi sutil. Alguien, ella, arribante exponiendo su cuerpo y su historia en ese acto, recortando lo singular de sus asuntos.
En el capítulo “Lo inconsciente es el mundo” según Nancy se despliega la experiencia del desborde; encuentro con una mismidad que no vive en el sí mismo sino que lo desaloja. Salirse del centro, exceso, desalojo, de los márgenes.
Deseo allí aconteciendo.

notas

1- “cartas de navegación escrituras clínicas”. Horacio Medina, Victoria Larrosa, Fernanda Montanez ano Ed. Archivida. Bs As 2019. Argentina.

2- La ocasión en la que Lacan pronuncia que “el inconsciente es la política” es al discutir un trabajo de Bergler en el cual el autor propone que un modo de la regresión oral consiste en procurarse un deseo de ser rechazado, como medio de satisfacción masoquista. Lacan opone que, en cambio, el deseo de ser rechazado podría bien corresponder a una defensa contra la voracidad del Otro materno, un modo de evitar –en el rechazo‒ ser devorado por el Otro. Inmediatamente extrapola Lacan esta situación a lo que entonces ocurría en un país del sudoeste asiático –estamos en mayo de 1967, año de la mayor invasión militar a Vietnam– y dice así: <em>“¿De qué se trata? Se trata de convencer a cierta gente que está bien errada de no querer ser admitida en los beneficios del capitalismo, prefiere ser rechazada”</em>. http://www.imagoagenda.com/articulo.asp?idarticulo=2044

3-Lo personal es político, también se dice lo privado es político, fue un lema utilizado por la llamada segunda ola del feminismo. La frase anuda las conexiones entre la experiencia personal con las grandes estructuras sociales en que esas experiencias se realizan.

4- Jean Luc-Nancy, El intruso. Amorrortu Editores. 2006

5- http://www.elpsicoanalitico.com.ar/num24/autores-benetto-kusch-dialectica-negacion.php</

6- Erri de Luca, El contrario de uno, editorial Booket

7- https://www.pagina12.com.ar/254483-elogio-del-riesgo

8- Uno de los primeros capítulos de Corpus, el libro de Jean Luc Nancy , Escríbase el cuerpo. http://acercadelascosas.blogspot.com/2015/04/escribirse-los-cuerpos.html?m=1

9- ídem

10- http://revista-sanssoleil.com/wp-content/uploads/2012/02/art-Lior-Zylberman.pdf

11- La inmanencia: una vida. G. Deleuze

12- El centro cede documental por Netflix. Título original: “The center will not hold Joan Didion” (2017).

13- Joan Didion “El año del pensamiento mágico” editorial Literatura Random House 2019

Minibio

Somos un grupo de amigos y compañeros inquietos que nos encontramos desde hace una larga temporada y compartimos el gusto por el cine, la literatura, la poesía, la música, la política y por diversas y variadas lecturas que nos atraviesan en nuestra práctica clínica cotidiana. 

Dante Espíndola es licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba y desde hace más de 20 años realiza excursiones por el Psicoanálisis, particularmente en el campo de la clínica. Hasta el año 2007 fue parte del Servicio de Psicología del Instituto Provincial de  Alcoholismo y Drogadicción y desde ese año y hasta la actualidad desempeña su práctica en un equipo del Área de Atención Comunitaria, ambas instituciones dependientes de la Secretaría de Salud Mental de la provincia de Córdoba.

Cecilia Godoy cumple su práctica profesional con un cargo de médica psiquiatra en una Institución pública de la provincia de Córdoba desde el año 2003 hasta la actualidad.Anteriormente incursionó en situaciones tan disímiles como ayudante alumno de la cátedra de Psiquiatría de la UNC en Hospital Nacional de Clínicas,guardias en instituciones privadas y lecturas psicoanalíticas. Las últimas continúan hasta ahora y son el motor de su práctica.

Karina Maria Moroni es licenciada y profesora en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba. Desde el año 2000 su interés estuvo orientado al área clínica, practicando la  escucha analítica en instituciones públicas y privadas. Actualmente desempeña su función en consultorio particular. 


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