Comentario acerca de “para un psicoanálisis profano”. Por Graciela Leone.

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Mi ha fatto touche, desencadenando un movimiento (las palabras ya lo son) que me condujo a escribir a cerca de él porque «si algo toca» pasa lo que tiene que pasar.

«Leer es dejarse tocar por la textura de lo escrito».

Su escritura, su devenir, me parece homólogo al recorrido de la experiencia del análisis en tanto analizante, como así también en tanto analista aunque del gusto o la urgencia por la profanación, el analista debe abstenerse.

¿De qué estofa está hecho?

Existe una presunción en quien se siente urgido por escribir desde la cual se labora como si se hubiese recibido una investidura. Pero nadie lo ha investido nunca. Es ella o él mismo quien se ha otorgado la autorización para ser autora o autor.

Este libro «se da el trabajo de»: no es que se toma la molestia de darle al lector un agujereamiento de la oscuridad. No. «Se da el trabajo de» …haber sido escrito de tal modo que la voz que habla en la autora, siendo y no siendo la de ella, está, presente y audible para el lector. Y de eso este libro parece disfrutar.

«Si el Psicoanálisis no toca y trastoca no hacemos Psicoanálisis» Homologamente si un libro no toca y trastoca no pasó lo que tenía que pasar.

Conmueve al lector, por tanto, éste no puede sino posicionarse como un leggente, quiero decir: un lector activo, que no cesa de entrar en el tejido mismo.

La «profanación» de la que habla la autora no es de una vez y para siempre. Puede adormecerse, sí. Hasta que de súbito…el objeto se pone a cosquillear. Acuden ahí las interrogaciones, la autora articula preguntas que incluso llegan a tocar el límite de su desconcierto…»¿Pero, qué carajo es el objeto…?”

Relevo el ritmo, la pulsación que se sostiene a lo largo de la experiencia de esta escritura:

El saber canonizado, y cada dos por tres el salto que va desde el dogma a la glosa. He ahí, cada dos por tres, una irreverencia fecunda. ¡Para celebrar!

«A quien intenta acercarse a un concepto y a la inconceptualizacion que hay en él, no le queda otra que la arqueología del entramado para, llegado el caso, también encontrar el punto desde el que seguir tejiendo»

Encontrar el punto desde el que dar el salto, que es la profanación.

Seguir tejiendo, es la glosa.

Acude ahí la templanza que ahuyenta el horror de poder quedar banalizando los conceptos. La autora toma coraje para decir cada vez de otro modo, insistiendo, punzando. «Callejea» haciéndose deudora de su apuesta. ¿Cuál? La de alojar «lo que pudiera acontecer, aconteciendo en la misma construcción del decir».

La profanación… ¿es acaso barrer de un plumazo la acumulación de saber, su canonización? No me parece. Antes bien, de lo que se trata es de ponerlo en entredicho y «tirar de la hebra». «La experiencia serpentea de un lado al otro, sin alcanzar jamás a cerrar el abismo»

¿Por qué el recurso de la glosa cada dos por tres? «Porque la vida es hablar y volver a hablar, y que cada palabra no baste. Pero aún así, y con eso, seguir intentandolo» «Porque es imperioso volver a decir para renacer a la existencia, así nomás, con la poca o no poca experiencia de la falta» …pero sin duda no tan a la intemperie.

¿Por qué el recurso de las anotaciones en los márgenes? Se podría hacer un recorrido siguiendo la pista de tales anotaciones.

Lo que es tocado allí…, ¿no sería acaso un borde a la espera del «tour que pudiera trazarlo por el recorrido mismo»?

Tengo para mí que lo que anotamos más o menos desprolijamente en los márgenes es lo que resta de la operación de escritura, disponible para, llegado el caso, ponerse en causa.

Y en el final entonces habrá sido, aquella primera sensación, en el encuentro entre mí y la materialidad del libro: palpar, tocar, sentir-me tocada, rozar con mí piel la piel de la tapa dura con que esté libro nos recibe. Un atuendo cortés y generoso para con el lector. Anuncia que destapando (la tapa-dura) y transcurriendo, errando dentro, aún en los márgenes, habitarlo habrá sido no-previsible pero tampoco desmesurado.

Gracias Helga Fernández.

Minibio

Graciela Leone: Psicoanalista. Escritora.